11/1/18

Historia



«Toda historia tiene un principio y un fin, aunque para ello es necesaria la participación de un narrador o autor y de un receptor o lector.
Así pues, para comenzar por el principio, les diré que esta historia se inició en Praga el martes 8 de septiembre de 2009, a las 18.00 horas, una tarde calurosa en la que estaba invitado a la inauguración en el Instituto Cervantes de la exposición Colores de la selva, promovida por la embajada de la República Bolivariana de Venezuela en la República Checa».

Así comienza la novela —y, como bien sabes, el inicio de una obra es importante, extraordinariamente importante, y una de las decisiones de mayor trascendencia que ha de tomar su autor—. Permíteme solo que te recomiende que te quedes con las palabras principio y fin, y que escrutes en tu mente por los posibles significados y la polisemia que ambas palabras tienen en español, así como que valores todos los datos que se aportan en el inicio de la novela (¿Por qué el autor entendió que ese era o debía ser el comienzo del relato? ¿A qué tanta precisión en el día de la semana, la fecha, el lugar, la hora, la situación?); o que analices quién cuenta la historia y a quién, o desde qué punto en el tiempo se cuenta y se relata la historia, o cuál sea la perspectiva de la narración.




E inmediatamente, aunque a otro nivel del relato, el narrador prosigue su relato:
«Aunque desde otras perspectivas, como más tarde se verá si bien se lee, podría ser adecuado indicar que esta historia empezó acaso el 27 de enero de 1902 a la orilla del Danubio en algún lugar de lo que hoy es Serbia, o el 16 de junio de 1930 en Hlavní nádraží, la estación central de trenes de Praga, o puede que en 1968 en Tel Aviv; o incluso habría que señalar que la novela propiamente no habría de iniciarse hasta la epifanía sobrevenida el 13 de enero de 2010».
A partir de ahí es posible plantearte otras muchas preguntas, que un avezado lector como tú habrá de descubrir.
¿Por qué razón la historia de la novela puede iniciarse el 27 de enero de 1902 a la orilla del Danubio en algún lugar de Serbia —y que había sido anteriormente, entre otras muchas cosas, Reino de Hungría—? ¿Acaso nuestra historia ha de acoger a algún ser singular nacido a la vera de un río —aunque no sea el Nilo o el Tormes ni se trate de Amadís de Gaula—?
¿O por qué el 16 de junio de 1930 en Hlavní nádraží de Praga —un señalado día de junio en el calendario de las efemérides literarias—?
¿O en 1968 en Tel Aviv? [Aunque me temo que para intentar buscar alguna hipótesis para esta pregunta te va a tocar bucear en el Compleméntum (Manifiesto) y buscar, acaso, una madre que cuente con 36 años y un padre que la doble en edad y haya superado los 83]
¿O, por qué, finalmente, se puede precisar que la novela propiamente no habría de iniciarse hasta el 13 de enero de 2010?
Son preguntas que se dirigen al lector: Estoy bien seguro de que tú sabrás encontrar respuesta a tanto acertijo o enigma —por más que para ello te va a tocar leer despacio, con atención y cautela, y me temo que asimismo vas a tener que buscar e investigar un poco.
Y permíteme la última pregunta de esta serie: Si el autor podría haber elegido comenzar su relato desde cada uno de esos cinco momentos de la historia —o de la novela, que viene a ser lo mismo—, ¿por qué eligió el momento que eligió y no cualquiera de los otros cuatro, que, bien seguro, hubieran dado lugar a otras historias, tan distintas, a otras novelas, tan diferentes?
Del "Prospecto" de Sinfonía de Praga


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